Tengo un problema con mi Grammy



Resulta que ayer encontré mi Grammy mientras ayudaba a mi madre en su búsqueda ansiosa e incontrolable de los adornos navideños. No me pregunten cómo lo obtuve, tampoco lo sé, sólo les digo que estaba marcado con mi nombre; tirado en medio de unas luces moradas traídas de Costa de Marfil y de un tipo barbado que trajo Alcides, banquero y administrador de la cuenta de mi familia en un banco suizo.

Al comienzo pensé que estaba en algún extraño estado mental, o divagando en mi propio jardín de las delicias; luego recordé mis irrisorias noches de acoso y maltrato musical a mis oídos y a varios programas de producción instalados utópicamente por mis deseos bien sinvergüenzas de ser músico. Eso dejó como resultado una invitación mental a la ceremonia de los Grammy, y resulta que salí premiado.

La Recording Academy creó los Grammy y su primera entrega fue en 1958; como buena industria los felicito por crear una "ventana" de billetes para tanta gente que se mueve al rededor del medio, lástima que no tengan muchas necesidades. Queen, Led Zeppelin, Depeche Mode o The Ramones, están de igual forma agradecidos por la honorable decisión de no premiarlos con tan "digna" estatuilla, eso los hace cada día más grandes y a nosotros, los que los escuchamos, nos hace cada día más amantes a la "música real".

Por eso es que me gane el Grammy... ah, sinceras felicitaciones a Chocquibtown.



Koko Taylor ft. Little Walter - Wang Dang Doodle


Cántame esa canción

¿Me la cantas por favor? Dale, como regalo, como preámbulo de un placer desenfrenado, como el segundero parlante de las horas pintorescas;  de forma desventurada, maltrecha o de arrabal; solo cántala, por favor, así sea con tintes blaugrana, azul y oro, verdes y blancos o bianconera; de derecha, centro, izquierda, ilegal o legal; con ausencia de estribillo, romántica, social, descriptiva y con doble sentido, vos sabes, con arreglos simples o de big band, no importa si utilizas primera, segunda o tercera voz, grave o aguda… es mejor irreverente que irrelevante… ¿no?
Ah! gracias, ya el auditorio no la quiere escuchar…

Negro José

¿Quién es el "Negro" José? dónde estará metido el "Negro"... sería verdaderamente delicioso conocer su alma de amigo, de sinvergüenza,  de "candombero"; ver en realidad que la noche se refleja en su piel...


Taraf De Haidouks - Briu

El viejo de arriba - Bersuit Vergarabat (Quilmes Rock 2008)

¿Contradicción?

Giovanni Jiménez lleva 22 años transitando por las calles de Medellín siendo instructor de conducción. Dice que es por vocación y pasión por los “fierros”, que desde pequeño dejaba rodar el carro de la familia por las lomas del Municipio de San Vicente  cuando apenas tenía 10 años.

Diez años y unos meses antes de que Giovanni dejara libre el freno de emergencia del carro de su casa, salía una chiva de un extremo a otro de San Vicente. Era una tarde apacible de esas que marcaron la vida en los 60. Garzón y Collazos, Alci Acosta y Julio Jaramillo servían de sonido ambiente a la vez que las interferencias del campo se hacían presentes a través de mugidos de vacas y uno que otro ladrido de perro desesperado.

En esa chiva iba Doña Gloria Henao. Tenía ocho meses de embarazo. Dadas las condiciones de la carretera, empedrara e inestable, pidió asiento a una mujer que estaba sentada al lado de la ventana para evitarse mareos y vómitos “¿Por qué no llegó temprano?”, le respondió. Tal y como imaginó Doña Gloria el camino se presentó difícil, tanto que a los 15 minutos del viaje el vehículo se volcó; la única persona que murió en el accidente fue la mujer que negó el asiento a la embarazada.
El incidente se complicó todavía más. Los hierros retorcidos se juntaron para enjaular a los pasajeros. Fue necesario romper las varillas laterales de la chiva; Doña Gloria debió esperar más o menos 15 minutos con el cadáver de la mujer muerta para salir. La impresión y angustia de la señora, de acuerdo a la opinión de especialistas médicos, generó un cierto efecto en el entonces feto del embarazo.

Físicamente Giovanni llegó completico al mundo: dos ojos, una boca, un par de brazos, piernas y orejas, nada distinto. Nació y creció en San Vicente, donde además fabricó los cimientos de una vida contradictoria, pero sin dudas feliz. Su lugar de residencia actual es Medellín. La ciudad le ha calado en los huesos y en la mente; ahora, a sus 50 es como ella, es un síntoma de las calles.

Su condición de ciudadanía le viene dada, al parecer, desde el mismo momento en que la paradoja trágica que le permitió seguir con vida a él y a su madre, le causó un padecimiento psiquiátrico para toda la vida: la agorafobia.
La agorafobia, definida por la Real Academia Española, “es una sensación morbosa de angustia o miedo ante los espacios despejados, como las plazas, las avenidas, etc”. Giovanni lo complementa con frases y palabras como “miedo a morir”, “desespero” y el típico y muy colombiano “babiado”.

Esta enfermedad no saltó a la vista por más de 30 años, luego se convirtió en el motivo de sus contradicciones, en el afán diario… la agorafobia se le volvió a Giovanni el pavimento entre sus venas. Imagine sentir que el mundo se le viene encima para aplastarlo mientras el corazón se le acelera, la piel le suda a cántaros y el pecho se le infla y desinfla al son del ruido de las calles, imagine que siente miedo de la multitud y desespero cuando la integra, así es la enfermedad, así es la ciudad.

El detonante sólo lo sabe él, aunque en medio de las copas y conversaciones deja entrever, con voz nerviosa y acelerada, que se debió a un “inconveniente familiar”.
Instructor, guitarrista y cantante frustrado, amante de los caballos, la rumba, el traguito y las mujeres, así es Giovanni. Contradicción. Afán por ella. Sus preferencias sociales implican, generalmente, la presencia de grandes y pequeñas multitudes; cuando enseña se enfrenta a los frecuentes embotellamientos de la ciudad; cuando canta hay quienes lo escuchan; cuando bebe no lo hace en soledad.

En cada recoveco posible de la parte delantera del carro de enseñanza,  guarda chupetes para aliviar un poco el desespero con la boca. En el bolsillo carga un pastillero transparente con Rivotril. Siempre carga con una botella de agua. Cuando el desespero empieza a adueñarse, toma un cuarto o media pastilla, no importa la hora o el lugar.
El tipo es impredecible. Su metro ochenta de altura y un rostro largo verticalmente, pero estirado hacia los lados, dan una primera impresión de imponencia agresiva. Sin embargo, él es un hombre simpático; le gusta reír y logra hacerlo con frecuencia. Es hiperactivo y ciertamente afanoso. Su presencia es temblorosa, esa es la impresión que deja.

Es consiente que por su enfermedad debe abstenerse de ciertas cosas, entre ellas: el  alcohol, estar en lugares públicos y con mucha gente, fumar y tomar café o coca cola… aunque realmente solo cumple con la coca cola. Su casa se convirtió en el mejor fortín: tiene un salón de clase para dictar las sesiones teóricas de su trabajo, también es el lugar donde su mayor apoyo, Irlanda, hace las veces de secretaria y esposa. Están sus dos hijas de menos de 6 años y los amigos, quienes cada fin de semana visitan la casa, y con una guitarra en una mano y ron en la otra, le ayudan a pasar las noches. Allí está la verdadera felicidad de Giovanni, donde aunque hace lo que no debe, lo hace seguro, sabiendo que nunca estará solo.

El guayabo es uno de sus peores enemigos, sus síntomas se aumentan exponencialmente en ese estado, que no es raro a pesar de su condición. Dolor en el brazo izquierdo, aceleración del pulso, sensación de mareo, temor, visión borrosa, todo se eleva a la n potencia. No puede fumarse un cigarrillo porque terminaría levantándose con un catéter en el brazo y con el frío típico del hospital.

Según él su enfermedad no afecta el trabajo, aunque recordemos lo que dice la RAE: “sensación morbosa de angustia o miedo ante los espacios despejados, como las plazas, las avenidas…” ¿Contradicción? Como todo. En ocasiones de crisis ha dejado abandonado el carro en medio de un trancón, inclusive, a pesar de su fanatismo por Vicente Fernández, no ha sido capaz ir a ningún concierto, si bien sus amigos le han regalado las entradas.

El balón que parió a los grandes del rock en español

Entre el 1 y 25 de junio de 1978 se realizó en Argentina la Copa Mundial de Fútbol con ciudades como Buenos Aires, Córdoba, Rosario, Mar del Plata y Mendoza ejerciendo de anfitrionas para un evento que marcaría, aunque suene extraño, la historia musical.
Litto Nebbia, Luis Alberto Spinetta y Charly García nacieron en la transición entre  1948 y 1951, hoy son los padres del rock argentino, y referentes de la camada más grande de músicos de un mismo país latinoamericano que más adelante harían historia.
El fútbol y Argentina tienen un pariente que los une, Diego Maradona, pero, al fútbol y a la historia del rock en español los unió un hecho, el Mundial del 78. Dejando de lado su trascendencia política teñida por la dictadura del General Videla y un país sumido en opresión, este acontecimiento se verá reflejado en varias de las letras de los artistas que hoy escuchamos.
Este Mundial fue una completa revolución, comenzando por la pelota. Adidas, la prestigiosa marca deportiva participó en el Mundial argentino con un balón denominado “Adidas Tango”, allí la primera conexión, fútbol-música. Este esférico, lleno de parches negros y blancos sería el modelo de las próximas 5 Copas del Mundo.
A partir de 1959 la camada de músicos comenzó a nacer, Gustavo Cerati fue de los primeros en conocer el mundo que ahora lo acoge como ídolo, más adelante, en 1961 nace Andrés Calamaro, el reconocido “salmón”, dos años después, en 1963 el turno fue para Rodolfo Páez “Fito”.
La niñez y adolescencia de todos ellos estuvo marcada por los gritos de gol de Kempes, los tambores de la hinchada, las atajadas del “Pato” Fillol y la presencia militar de la dictadura; mientras tanto, Charly y Nito Mestre creaban Sui Generis, banda legendaria y estandarte del “rock nacional”, asimismo Sandro abandonaba sus raíces de rock and roll y se convertía en ídolo latinoamericano y Litto se inclinaba hacia el jazz, todos, como si estuviesen confabulados, endulzaron los oídos de sus futuros discípulos.
La polémica y transparencia del Campeonato ha estado en duda hasta estos días, pues los argentinos estaban inmersos en un gobierno corrupto y traicionero, y la alegría de los artistas que hoy ríen de este régimen se fundamenta en que lograron trascender las paredes y los espectáculos pro-ignorancia para cantarle, pintarle y escribirle a la realidad.
Cada gambeta aumentaba la pasión en tierras gauchas, y los chicos rockeros no eran apáticos al suceso. La locura desbordada luego de la final entre Argentina y Holanda (Países Bajos en aquel momento) se impregnó en la piel, y condujo una energía maravillosa que los pequeños músicos tuvieron como manifiesto de inspiración,  inspiración que agradecemos los fanáticos del fútbol, los fanáticos del rock.
“Me parece que soy de la quinta que vio el mundial 78, me tocó crecer viendo a mí alrededor paranoia y dolor”. Crímenes Perfectos – Andrés Calamaro.

Eric Clapton - Layla

La cita con el médico-psicólogo

Ahora entiendo lo que te cuesta, me dice el psicólogo, sé que es algo inevitable para muchos, pero muy posible para ti.
Tus síntomas son claros, malestar de olvido, dolor de felicidad, una gripe producto de un amor... ah, y tienes un hueso roto gracias a tu osteoporosis, a la cual también le hallé la causa; debilidad sentimental.

Mil gracias Dr. L, lo tendré en cuenta, pero la verdad no me solucionó nada. Llevo meses igual, y ninguna de sus terapias de grupo, superación personal o pilates ha hecho efecto alguno. Esperaré la fecha de cumpleaños para  robar un beso, así no abandonaré el olvido, para el dolor de felicidad asistiré a un concierto de buen reggae, eso sí, ella de verde, o si quiero optar por la ficción, el descanso y el sueño, buscaré discursos del ex presidente, en cuanto a la gripe el remedio es sencillo, haré el sacrificio de asistir a una de sus corridas de toros, pienso corear un ole en su nombre y robarle otro beso para que comparta lo mismo, la gripe; y en lo de la osteoporosis lo superaré con una terapia de amor intensiva, si ella se siente preparada, si no, volveré a casa y lo llamaré.


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